jueves, 1 de mayo de 2014

El primer estadio es la negación. Niegas que tu amor se haya ido, no aceptas el final. Es una forma de protegerte contra el dolor. Estás como en estado de susto, de shock, o incluso estás algo eufórico, como si la realidad no fuera contigo. El segundo estadio es el de la ira, cuando reaccionas te enfadas. Por una parte venderías tu alma al diablo para que él o ella regresase, pero por otra parte estás enfadado. Un estudio demuestra que la gente se recupera más deprisa si acepta que hay una época de enfado. Líbrate de los recuerdos de esta persona, ayuda a tu cerebro a no estar obsesionado, a mirar al futuro. Fuera fotos, cartas, camisetas, cepillo de dientes... El tercer estadio es el de la negociación. Estás lleno de dolor y de sentimiento de culpa. Empiezas a reprocharte lo que has hecho mal o las cosas que no habías podido hacer juntos...Lo mejor es hablar de lo que sientes, expresarlo, darle forma, aunque duela. Resistirte al dolor lo empeora. Llora, habla con amigos, haz deporte... Recuerda que estás pasando las etapas normales de las perdidas y que mejorares si te enfrentas a ello Ahora viene el cuarto estadio, el de la depresión. Aquí sientes tristeza y soledad. Estás empezando a aceptar que estás ante una pérdida de verdad. Esto te absorbe, te sientes vacío y es frecuente que te aísles porque nada te interesa. Pide ayuda profesional si puedes porque te sea muy útil. Sabemos que las personas que logran comprender y sacar una lección de sus tristezas son las que mejor salen adelante. Hay que comprender lo que pasó para poder asimilarlo y pasar página. No sólo estás triste, sino que además sientes que tienes que cargar sin ganas todo lo que el otro hacía antes por ti... Si a veces te sientes incapaz de hacer lo que antes hacía él o ella, recuerda que hacer cosas que creemos que no podemos hacer, como cambiar una rueda del coche, mejora mucho la autoestima. Somos más capaces de sobrevivir solos de lo que pensamos. Ahora eres tu propio héroe. Ojo a la quinta y última fase, porque es fundamental: ¿Resignación o aceptación? Aquí el peligro es pensar:<>. Eso sería resignación, y es lo peor que te puede pasar. Tenemos que lograr comprender todo lo ocurrido, aceptarlo y sacarle partido. No es fácil, habrá momentos de nostalgia y la felicidad no vuelve de repente, pero lo importante es sentir que por fin estás mirando hacia delante con un poco de ilusión.

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